Volviendo a incidir en el gran gasto al que obliga la mala conexión entre los países en cuestión, me planteé un viaje completo, que no se limitara a estar las cuatro semanas en Jerez. Al final conseguí trazar un plan que me permitiera aterrizar en tierras catalanas y pasar por el Camp Nou pa ver a mi Barça y luego por Zaragoza, escala obligada desde que supe que le daban la Séneca allí a mi amigo Antonio. Ya luego tiro pa Jerez/Sevilla, pero vamos por partes.
Como sabéis, Gaziantep no tiene
conexión directa con España. De hecho, ni Ankara la tiene. Sólo
Estambul, con Madrid y Barcelona y por un perraje, normalmente. Desde
Antep hay que hacer al menos una escala, normalmente en Alemania, en
Frankfurt (como hice en la ida) o Munich.
Sin embargo, hace un tiempo me enteré
de la existencia de una conexión de Ryanair entre España (Girona) y
Chipre (Lárnaca). Conociendo lo barato que es volar con la compañía
irlandesa, si sólo llevas equipaje de mano, me decidí a escoger esa
“ruta alternativa para mochileros”. Lárnaca es el destino más
oriental de cuantos oferta Ryanair, y su conexión con Girona diría
que uno de los trayectos más largos de la compañía. No en vano,
Chipre está todavía cerca de la costa siria y de Turquía.
La conexión entre Gaziantep y Nicosia
(capital de Chipre) también era asequible (45 €) y rápida (45
minutos), así que enlacé los dos vuelos: ese primero, con Pegasus Airlines, y el de Ryanair que os comento, que salió por 30 € na
más. Es sin duda la mejor alternativa para quien me quiera venir a
visitar...
Nos situamos pues en el domingo 4 de
diciembre. El primer vuelo, sin la menor incidencia, me deja en el
aeropuerto de Nicosia (Ercan), el único de la ciudad, en la parte
turca. Señalo que es el único aeropuerto porque, como ya conté
cuando fui a Chipre por placer, la isla está dividida en dos mitades
aisladas, la turca y la griega, y la frontera también divide en dos
a Nicosia. El principal aeropuerto de la parte griega es el de
Lárnaca, en la costa sur, a unos 70 km. de la capital.
He aquí cuando surge la primera de las
incertidumbres de este viaje: cómo conseguir ir de un aeropuerto a
otro en las 3 horas de las que disponía, cruce de frontera incluido.
Voy a intentar esquematizar el trabado y estresante desplazamiento:
- Control especialmente exhaustivo en el aeropuerto de Ercan, con un inesperado cuestionario sobre mi vida entera, aparte del rutinario control del pasaporte.
- Taxi aeropuerto Nicosia –> frontera (en el centro de la ciudad).
- Cruce de la frontera. La poli turca me pide un papel que me habían dado en el aeropuerto y que resultó ser un permiso especial para pasar, porque justo ese día estaban haciendo “recuento de población”. Paso el control. Cruzo a pie por la llamada “zona de amortiguación”, una especie de barrio fantasma, territorio de nadie (bueno, custodiado por la ONU) con varias casas abandonadas y derruidas, posiblemente habitadas en tiempos de no confrontación. De paz, vaya.Fronteras, controles policiales, zona de amortiguación... suena todo demasiado hostil, como si sólo fuera la mediación de “la comunidad internacional” lo que está evitando un enfrentamiento bélico. Es alucinante el aislamiento entre las dos mitades de Chipre, con sus formas de vida, creencias, culturas... tan diferentes. Es sin duda un caso más digno de estudio, entre los “sinsentidos del ser humano”. En fin, paso también el control de la poli griega, algo más desconfiados y, con el tiempo encima, pillo un...
- Taxi frontera -> estación de autobuses, donde por 5 minutos pude coger el...:
- Autobús Nicosia –> aeropuerto de Lárnaca, clave para ahorrarme la pasta de un taxi entre ambas ciudades.
Con la suerte de mi lado durante todo el día, camuflo unos
zapatos entre abrigos y la mochila pesa 9,9 de un máximo de 10. To
pa' dentro como equipaje de mano.
El segundo vuelo fueron 4 horas pero se
me pasaron bastante rápido. Conocí a una interesante pareja de
periodistas, que resultaron estar especializados
en Oriente Medio. Me contaron que trabajan para AFP (Agence
France-Presse), una de las más importantes agencias de noticias a
nivel mundial.
Ella nació y se crió en Líbano. De
padre libanés y madre española, cuenta con 3 lenguas maternas:
francés, español y árabe. Me contó que lleva 24 años de
profesión, y que a veces se quema porque todo en los medios es una
gran mentira. Por lo menos, lo reconoce. Él, fotógrafo, estuvo en
Irak cuando el meollo del bombardeo yanki.
En fin, una muy interesante compañía que, junto al periódico y su crucigrama me mantuvieron distraído hasta casi ni darme cuenta de que aterrizaba, como si nada, de nuevo en España...
En fin, una muy interesante compañía que, junto al periódico y su crucigrama me mantuvieron distraído hasta casi ni darme cuenta de que aterrizaba, como si nada, de nuevo en España...
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