Laura

Taşev
Ponle que fue un veintitantos de septiembre cuando la conocí. Yo acababa de llegar a Gaziantep. Tampoco tengo claro si fue la primera, la segunda o la tercera semana. Lo que sí recuerdo es mi expectación por conocer a esa chavala española de la que nos habían hablado en la facultad. Mucho más nítida queda en mi memoria la primera imagen de Taşev, la asociación donde trabajó hasta hace poco, hasta que se le acabó la beca. Recuerdo los pasos hacia la fachada de aquel bonito edificio en pleno centro, con aquel cartel que decía ‘Welcome home! Laura & Lau’, con las banderas española y lituana, por su tocaya.

Lo primero que conocí de ella fue en verdad su voz, a través de alguna ventana del piso de arriba, explicando algo en plena clase. Enseñando español a turcos, así básicamente se ha ganado la vida sus cinco meses en Turquía. Y puestos a recordar esos orígenes, lo que nunca olvidaré es aquella primera impresión, refrendada día a día hasta hoy –nuestra despedida–, de tener ante mí a una persona arrolladoramente expresiva, sociable y con el más sincero interés por la vida.

Yo me considero tímido. Cuando no conozco a alguien, tiendo a mimetizar su comportamiento, pero en aquel primer encuentro me vine un poco abajo. Me acojonó ver su desparpajo y su total aclimatación al sitio, frente a mi condición de recién llegado y despistado. Suerte que hemos tenido tiempo suficiente para conocernos y mostrarnos tal y como somos, que es cuando se puede decir que ha cuajado una amistad. Con poca gente como con Miguel y con ella he podido soltarme a gusto con mis ironías, mis canturreos –que tanto la frustraron por pegadizos–, y mi peculiar jerga de mis colegas de Jeré, de la que sé que también se lleva algo. También quiero agradecerte haber soportado mis estreses viajeros y mis penas del diario.
Mohamed, Laura, Miguel y yo en una excursión al campo de los primeros días
Quien haya seguido mínimamente el blog sabrá que Laura ha sido mi compañera de viaje estos dos meses y pico. Este post, además de para desahogarme y dedicarle unas palabras, es para contar lo relevante que es esta muchacha. Ya no para mí sino para todo el que la conozca, porque aseguro que nunca he visto a alguien con tal don de gentes y habilidad comunicativa. La tía se las apaña para cautivar a propios y a extraños (“a turcos y a Erasmus”) con sus cuatro nociones de turco y su inglés tan característico, con buena base y ningún apego por la pronunciation. Las barreras idiomáticas las compensa con un lenguaje corporal que roza lo cansino, motivo de no pocas parodias. Cómo olvidar su dominio del Spanglish, incluyendo traducciones literales de refranes y frases hechas tan deliciosas como “You are always with the same cantinela”.

Después de estas breves pero necesarias pinceladas, me vuelvo a dirigir a ella, a ti. Aunque hace un rato me has dicho que no te gustan las despedidas, yo nunca he podido autoengañarme. Por eso estoy triste, por sentir tu pérdida, aunque le hayamos querido quitar importancia porque nos veremos en verano. Ya te he dicho que va a ser extraño no verte en esos seis meses que me quedan. Perder la referencia de una persona sensata, alegre y cariñosa como tú va a ser un poco como perder el norte. No estoy insinuando que, por edad, hayas suplantado algunos rasgos de mi madre. No hombre sí, lo acabo de insinuar. Pero es mentira, arcadaş.

Creo que podría escribir algo más, pero me he dejado el pijama debajo del vaquero y estoy pasando un viaje de calor en el autobús [Diarbakır - Gaziantep]. Permíteme una mención especial, dentro de esta mención especial, a tu madre, por leer mi blog con demostrada atención y darse cuenta de que la imagen del fondo son vasijas marroquíes (para hervir el cuscus creo que me dijiste). Ya sospechaba yo que no tenían que ser muy de aquí, pero dan el pego (o van “al pelo”, como tú dirías).

Quisiera pues terminar ofreciéndole una canción que me entusiasma últimamente y que creo que sirve para volverte a decir un hasta luego con buen rollo. Exijo algún tipo de respuesta al respecto, jovencita!

1 comentario:

  1. Abelino, Abelino..que extraña resulta a veces esta vida moderna de cambios y distancias, que nos oferece la oportunidad de conocer a personas que llegan a ser como familia y despues nos obliga a despedirlas...

    Me cuesta aceptar que esta noche en mi fiesta de despedida no vamos a ser los dos los mas bailones (después de Paulina y Rafal..u know :-) Me cuesta aceptar que no voy a compartir contigo las siguientes aventuras del cuaderno otomano..xo me queda el consuelo de saber que hemos disfrutado nuestro tiempo juntos y que Heré y Murzzia no están tan lejos...me hace muxa ilu vernos este verano

    Te agradezco de corazón estas lineas, te diría mil cosas xo que escritas no me salen, ya sebes que yo soy mas de body language :-)..hablamos pronto mi kanka, te deseo lo mejor y sigue con este peazo de blog q mi madre y yo seguiremos desde España.

    Mil bssssssssss

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